¿Le gusta dormir bien? Todos hemos experimentado el potencial con el que despertamos tras una noche de suculento sueño reparador, comparado con la carga abrumadora del día que comienza tras una noche de mal sueño. Sin duda los problemas de sueño son crecientemente frecuentes. Sus secuelas no se extienden solo al rendimiento laboral o al buen o mal humor con que nos descubran los demás. Resulta también que nuestros sistemas inmunológico (riesgo de cáncer, por ejemplo), endocrinológico (niveles de glucosa en sangre) y cardiovascular (hipertensión, enfermedad coronaria) pueden también pagar la factura.
Una investigación publicada en la revista Journal of Clinical Endocrinology and Metabolism (diciembre 2010), analiza que la intensidad de exposición a la luz eléctrica a las que nos exponemos antes de dormir puede afectar la calidad de nuestro sueño. ¿Ha tenido usted ocasión reciente de pasar una o varias noches en algún sitio sin electricidad? ¿Recuerda cómo el crepúsculo “nos va programando” paulatinamente para el sueño nocturno? Así está concebido nuestro ritmo biológico: el día para trabajar; la noche, para descansar. Mientras que nuestros antepasados se adaptaban sin reclamos a esta circunstancia, el agitado ritmo de vida actual nos expone prolongadamente a la luz, ya sea para trabajo o recreación. Y recordemos que cada acción que establezcamos en nuestro estilo de vida, contraria a nuestro diseño biológico, tarde o temprano nos será cobrada.
La hormona melatonina, responsable de nuestros patrones de sueño, es suprimida por la exposición a la luz entre el anochecer y el momento que nos acostemos.
El estudio lo realizaron con 116 voluntarios quienes durante 5 días estuvieron bajo condiciones controladas de luz y sueño. Simultáneamente fueron sometidos a continuos análisis de sangre para medir sus niveles de melatonina.
Al exponer a los voluntarios a la luz eléctrica entre el atardecer y el momento de irse a la cama se redujo 90 minutos la producción de melatonina. Mientras que con la luz tenue, la producción de melatonina se mantuvo durante esos 90 minutos. Pero con la exposición a la luz eléctrica durante las horas normales de sueño la producción de la hormona quedó suprimida durante otros 45 minutos.
"Nuestro estudio muestra que esta exposición a la luz interior tiene un efecto supresor fuerte en la hormona melatonina" afirma el doctor Joshua Gooley, director de la investigación. (resumen del artículo en inglés)
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