Teniendo un papel
usualmente mal comprendido, se lucha contra ella, sin entender que más bien es
un aliado del organismo en la batalla contra la enfermedad. La Dra. Silvia
Aschkar de la Asociación Médica Homeopática Argentina hace algunas reflexiones
al respecto.
¡Cuán diferente es la
concepción que tenemos los homeópatas en muchas oportunidades con la medicina
que se está ejerciendo actualmente! ¡Pero creo que es en la fiebre donde más
nos diferenciamos! Pero ¿qué es lo que ocurre? ¿Por qué hoy en día es el peor enemigo?
¿Por qué se usa y abusa de los anti-térmicos? ¿No se tienen en cuenta sus efectos
adversos, y que estos se incrementan con el uso combinado de los mismos?
La fiebre es nada más y
nada menos que un mecanismo de defensa del organismo. Es una alarma en el organismo.
Imaginémonos una ciudad, aldea, etc., atacada por enemigos donde no suena la
trompeta. Todo continua como si nada estuviera pasando. Pero cuando nos damos
cuenta ya estamos invadidos, tomados. En el caso de la fiebre es semejante. Con
ella, la alarma, se llama a la defensa, acudiendo leucocitos, macrófagos, interferón,
y todo tipo de sustancias defensivas y anti-cancerígenas. Además el aumentar la
temperatura también tiene una función inhibitoria de la replicación o multiplicación
viral y bacteriana. Todos estos elementos tienen un trabajo de "policía"
en el organismo, impidiendo que virus y bacterias sigan avanzando y
comprometiendo el organismo.
Por eso es importante
concientizar a los pacientes acerca de la fiebre y de todos los mecanismos que
desencadena permitiendo limitar las infecciones, "alarmando" en
algunos casos de cuadros, por suerte en la minoría, que pueden afectar gravemente
al organismo. En los casos de los niños que han sufrido convulsiones febriles,
los padres están muy asustados, y apenas unas líneas de fiebre sirve para que
se preocupen en demasía... ¡Por suerte los homeópatas tenemos muchos excelentes
remedios para estos cuadros!
Comentarios
Publicar un comentario