El dolor benigno
crónico puede tener su origen en cicatrices. Esto lo dejaron ya demostrado los
médicos Walter y Ferdinand Huneke (descubridores de la Terapia Neural) en los años
40. Estas cicatrices pueden ser cercanas, o no serlo, al sitio del dolor.
Por dolor benigno
crónico se hace referencia, por un lado, a aquel cuyo origen NO ES una
enfermedad maligna (cancerosa) y que además, este dolor tiende a recurrir en el
tiempo periódicamente sin tendencia a
desaparecer, pudiendo en algunos casos, volverse permanente.
La Terapia Neural
plantea como la causa probable del dolor crónico en estos pacientes, la
perturbación eléctrica que la cicatriz genera sobre los tejidos. Hace algunos
años los doctores P. Barbagli y R.Bolletin, compartieron sus experiencias en el
tratamiento del dolor benigno crónico mediante el uso de la Terapia Neural de
Huneke y su posterior resolución en un grupo de pacientes de la Clínica Ambulatoria de Terapia Antiálgica en
Alto Garda y Ledro en Trento (Italia).
En un artículo original,
publicado en la revista médica italiana La
Clinica terapeutica (2009; 160-6), ellos hacen referencia a un interesante
grupo de casos extraídos de su consulta de más de 2000 pacientes tratados con Terapia
Neural en una o más cicatrices.
Los datos clínicos y
terapéuticos de un seguimiento de 2 años muestran que en 7 de estos casos de dolor benigno crónico, tratados
mediante inyección de anestésico local (lidocaína 0,5-1%) en una o más
cicatrices, el dolor desapareció consistentemente.
Este registro de casos
confirma la hipótesis de un posible papel etiológico de las cicatrices originando
síndromes dolorosos crónicos benignos, como lo indicaron los hermanos Huneke en
los años 40 y como ha sido validado mediante una revisión reciente sobre el
tema.
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