Se ha comentado ampliamente en diversas publicaciones cómo el trabajo mental puede prevenir el deterioro de las capacidades mentales en los adultos mayores. El estudio aquí resumido y traducido, se basa en
el conocido Estudio de las monjas, hecho originalmente por el Dr. Snowdon y
colaboradores de la Universidad de Minnessotta. Otros estudios han seguido a
éste, incluyendo al que aquí hacemos referencia, realizado por los Dres. Iacono, Troncoso y
colaboradores, del Departamento de Neuropatología de la Universidad John
Hopkins, en Baltimore, Maryland, y fue publicado en la revista Neurology (vol.
73 no. 9 665-673). Ellos observan los cambios cerebrales después de la muerte y
los relacionan con las capacidades mentales observados en vida en un grupo de
la misma población de monjas.
Es común encontrar en autopsias cambios cerebrales de la enfermedad de Alzheimer en pacientes ancianos que, aun antes de morir, sus facultades mentales eran normales. Le han llamado a esta condición enfermedad de Alzheimer asintomática. Otros pacientes, en cambio, presentando los mismos cambios en su cerebro, pueden haber desarrollado un deterioro severo de sus capacidades mentales. Esto ha sido un rompecabezas para los investigadores.
Las personas con fuertes habilidad lingüísticas, según el Estudio de las monjas, parecen ser menos propensas a desarrollar la enfermedad de Alzheimer (EA) aunque su cerebro presentara signos de la enfermedad.
Las personas con fuertes habilidad lingüísticas, según el Estudio de las monjas, parecen ser menos propensas a desarrollar la enfermedad de Alzheimer (EA) aunque su cerebro presentara signos de la enfermedad.
El estudio comparó el estado de los cerebros obtenidos de las autopsias de 38 monjas. Se observaron los cambios en ellos propios de la EA, así como la presencia antes de morir de problemas de memoria, junto con sus habilidades de expresión lingüística escrita. Para esto se revisaron los ensayos escritos por ellas al momento de entrar al convento (entre la adolescencia tardía y los 20 años). Se midió la cantidad de ideas expresadas por cada 10 palabras escritas, así como la complejidad de la gramática empleada.
Los investigadores hallaron que las puntuaciones en el uso del lenguaje eran un 20% mayores en las mujeres sin problemas de memoria. "Nuestros resultados muestran que una habilidad intelectual medida comenzando los 20 años de edad puede predecir la posibilidad de permanecer con una memoria sana 50 ó 60 años después, aun en presencia de grandes evidencias (en los cerebros) de la EA", , concluyó el Dr. Troncoso. "Tal vez las habilidades mentales a los 20 años son indicativos de un cerebro que estará en mejores condiciones para hacer frente a las enfermedades que se presenten en etapas posteriores de la vida." (leer artículo en inglés)
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